«Hay un patio cuadrado, losado de mármol», escribió el cronista Antonio de Lalaing, acompañante de Felipe El Hermoso en su primera estancia en Granada, allá por 1502, para describir el Patio de los Leones. La cita, conocida y recurrida por los numerosos especialistas e historiadores que se han acercado al estudio del palacio nazarí, corrobora la descripción que otro viajero alhambreño, el alemán Jerónimo Münzer hiciera del mismo patio en 1494, tan solo dos años después de ser tomada la Alhambra por los Reyes Católicos. Estas dos visiones y testimonios escritos han sido los que han llevado a la comisión técnica del Patronato de la Alhambra a tomar la decisión de cubrir de mármol blanco el patio símbolo del arte hispanomusulmán. A la certificación histórica se le une el resultado de las últimas investigaciones realizadas en el Palacio de los Leones, que demuestran que nunca hubo un jardín en su interior, una imagen hasta la saciedad repetida en el imaginario y por una serie de conservadores de la Alhambra, pero que no se correspondía con su estado original.
La recuperación de los legendarios leones, cuyo origen continúa siendo debatido y objeto de diferentes hipótesis e historias, se une ahora el enlosado, lo que exhibirá una imagen del Patio de los Leones lo más próxima a su estado original.