En 1959, durante la restauración del Salón de Embajadores del Palacio de Comares de la Alhambra, aparecieron unas pinturas a las que se dio poca importancia detrás de las piezas de madera que recubren el techo. Aquella vez se pensó que se trataba de una anécdota o que aquellos motivos florales habían sido realizados para que los artesanos supieran el orden de las piezas.
Hace unos meses, los restauradores del monumento se llevaron una nueva sorpresa. Durante su trabajo en el Mirador de Lindaraja, al descolgar la madera y la yesería, encontraron una colección de más de 80 dibujos que fueron realizados por los artesanos que trabajaron en la decoración del palacio nazarí. "La Alhambra ha sido muy restaurada, ha sufrido muchos cambios. Sin embargo, esos dibujos han permanecido ocultos y se encuentran en su estado original, son totalmente auténticos, lo que los hace muy valiosos", explicó la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, María del Mar Villafranca.
Los dibujos son de muy diversos tipos y sus pigmentos son originales y nunca han sido retocados. Vegetales, animales fantásticos, versículos del Corán que están pendientes de ser traducidos, instrucciones de montaje para los artesanos... y una auténtica joya para los estudiosos del arte nazarí. En el reverso de una estrella del alfarje ataujerado del Patio de los Leones ha aparecido la figura de un hombre con barba blanca y turbante. Se trata de una figura antropomorfa. La cabeza se encuentra sobre un cuerpo de animal que podría tratarse de un perro o de un gato. El trazo es perfecto y la imagen puede contemplarse como si hubiera sido hecha ayer, sin haberse visto afectada por la humedad de siglos que sí ha mermado la madera del conjunto.